miércoles, 25 de febrero de 2009

Historias y recuerdos

(Fragmento)

Tendría apenas unos 12 años

Todos los años en los veranos después de terminada la escuela mi destino estaba entre animales y comenzaba bien temprano; si los veranos tenia que trabajar en el tambo con mi viejo mañana y tarde, a veces pienso que vivía dos vidas paralelas una era esa que me unía al barro día a día con sol y con lluvia; y otra era la que estaba en mi cabeza, el refugio de mis ladrillitos, aquellos que a los 4 o 5 años regalaron los reyes disfrazados de abuelos que me devolvía otra mirada del mundo, casi siempre entre las ocho u ocho y media de la mañana: corría después del trabajo; sacaba mi bolsa, mis animales, mis ladrillos mis autos, me negaba a crecer, o me negaba a perder, no se, antes de la leche con cacao preparaba el terreno ,era una raíz entre abierta de un álamo que era además el sostén de una hamaca maravillosa que sabrosa eran las manzanas después del almuerzo en esa hamaca. Construía una casa, unos corrales, preparaba el auto familiar era el jefe. La sonrisa de mis padres tenían un contrasentido ante el reto por hacer cosa de chicos hoy descubro la ternura que inspiraba pero que sistemáticamente tendíamos a ocultar ellos refugiándose en su adultez y yo en los últimos cartuchos de mi niñez, como ese niño que lloro en el hospital a los 5 cuando la vacunas por esa época no eran descartables y que recibió una inesperada recompensa, un instante de vida sin saber de la muerte, el lelo estaba parado en la esquina con sus brazos abiertos, estaba el sol detrás era un destello blanco, junto a mi hermana corrimos y corrimos para abrazarlo compartimos el dolor de un pinchazo y sin saber la alegría me esperaba del otro lado de la puerta era un karting a pedal de hierro fue un juguete interminable hoy sobrevive en un oscuro galpón con su volante de madera junto a ese motociclo que fue primero de plástico y luego de madera al que mi viejo logro rescatar.

A los 12 seguía jugando a la pelota contra la pared, pegándole como el veto Alonso ajustando esa surda, luego al ladrón y policía con mi hermana, fabricando armas, simulando un súper construyendo una choza de ramas, eran tantos los juegos!!!!

Luego llego el mes de febrero, las clases eran inminentes y me tome unos días de vacaciones, eran las mismas todos los años eran con la lela en Salliquelo vísperas de carnaval y de los corsos municipales, lo primero que hacia al llegar era preguntar por mi primo el Willy, no crean que era una ballena, el willy era un gran imitador del diego, eran lo que llamábamos un pibe de barrio aunque en Salliquelo el único barrio que existía, era el barrio san Juan que no parecía de la ciudad estaba detrás d una feria de hacienda y al costado de la Rural, tenia el lujo de compartir entre sus limites a la vía que yacía muerta, hoy no existe pero en ese momento el barrio, el barrio era marginal y estaba a los márgenes, era un rincón de pobres encerrado entre corrales que de tanto en tanto se llenaban de animales seguramente no era casualidad entre animales y el predio de la rural estaba el barrio, que contraste no, pero volviendo al willy, su padre era un electricista particular, recuerdo que en esos tiempos refaccionaba una casa no era cualquier casa era la de una sicóloga que alguna ves supo entender/me antes de tomar contacto con este extraterrestre lo tuvo con mis viejos y mientras en bicicleta con la cele recorríamos de esquina a esquina por las veredas; esas veredas que después del asfalto quedaron demasiados altas.

El Willy o el Ale como lo llamaba en ese momento era la visita obligada al ir a Salliquelo el helado, la pesca de mojarritas en el desagüe detrás de aeroclub y el jugar con agua eran algunos de los entretenimientos para esos tres días del año también solía aparecer Martin era inquilino de la casa de mi vieja  lo conocí por la calle pregunte su nombre, a que grado iba y donde vivía creo que me sorprendí al saber que vivía allí donde el Horacio vivió y que al morir le dejo la casa a su sobrina (la vieja) era un solterón hermano del lelo juntos conocieron del laburo como jornaleros y que los 80 encontró en una propiedad de 100 has no era de las mejores y pronto lo supimos con las inundaciones, el Horacio dormía en el galpón como muchos a pesar de trabajar con su hermano, de tener una casa la historia lo volvía a marginar a su solitaria cama con sus trapos y su Karina engrasada, la Karina no era una mujer aunque por su compañía seguramente no estaba lejos de parecerse era la radio y que en invierno solía estar engrasada a causa que el tío para proteger su piel del frio se pasaba la grasa por sus manos.

Como dije el Horacio era el hermano del Héctor el lelo, también estaba el Honorio tenia campo pegado al nuestro, va campo con el agua no tenia casi nada que domingos esos de la infancia el Honorio con su Ford del año 40 negra y volante a la derecha llenaba mi curiosidad automovilística, estaba casado con una hermana de la lela tenían una hija prima hermana de mi madre y de su misma edad María del Carmen, la cirrosis lo mato, no se quien murió primero ni quien le siguió e hecho es que en menos de tres meses el lelo, el Horacio y el Honorio se fueron con la dictadura en el 83 quedaron la Hilda y la Hildita pero ellas estaban bien lejos, de morir

Entre Quenuma y Salliquelo estos hijos de inmigrantes vivieron sus glorias, entre las campañas al desierto y ellos se tejió una historia nacional de trincheras, de fortines, de descastados, y malones inversos, en estos territorios se construyo un relato civilizatorio y fundante a los cuales estos vascos y gallegos llegaron, participaron a su manera como buenos peronistas.

Del otro lado mi viejo hijo de hijos de inmigrantes gallegos, italianos y franceses ellos mas que aquellos construyen el mito de lo nacional el viejo y el hermano se parecen a su manera renegaron de su pasado, pero ninguno pudo despegarse de el. Junto a mi vieja recrearon esa canción que en finalísima del humor decía ella era peronista el un joven radical ella de Boca y el de River que fácil fue parecerse al viejo en esos tiempos, hoy descubro otra historia, como aquella que me imaginaba en la noches de invierno cuando miraba las estrellas y después en la ambulancia escolar contaba como los ovnis invadían los planetas, y preguntaba si existían los lagartos como en la tele, como en V invasión extraterrestre.

Ja Ja Ja; si era a la ves ambulancia y transporte escolar, había que correr hacia la tranquera en bici para llegar como siempre no me gustaba perder en la carrera con mi hermana y me valía de cualquier mentira para ganar, es que una bici, la de la vieja, era rodado 26 y la otra la que llevaron alguna ves los reyes era 14, el que iba en una a la vuelta debía venir en la otra era una regla familiar, tan arbitraria como salomónica.

El Apostador